Ahir vam publicar al blog el nou artícle de la secció Educació de Cine, dedicat aquest cop a la pelicula El milagro de Ana Sulivan. Sens dubte, una aproximació al món de l’educació, una exaltació de la paciencia i sobre tot, una crítica a la comoditat.
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El cine y las emociones. Una herramienta de carácter educativo para madres, padres, educadores y educadoras.
Hace unos días determinamos que la segunda película que propondríamos analizar en este ciclo denominado “Educación de cine” sería una excelente adaptación cinematográfica de una obra de teatro que se estrenó y triunfó en los escenarios de Broadway el año 1959. La historia está inspirada en la autobiografía de Helen Keller publicada en el año 1903. Una enfermedad infantil provocó que de niña Helen Keller creciera, por desgracia, ciega, sorda y muda. Desde los 2 años dejó de tener un contacto reconfortante con el mundo exterior y vivió una etapa de su vida encerrada en sí misma incapaz de comunicarse, de sentirse amada y de amar. Sin embargo permaneció latente en Hellen su curiosidad y su sed por saber. Esta propuesta cinematográfica dispone de todos los elementos para convertirse en una gran película que a lo largo de su metraje nos aporta un sinfín de valores. Destacar que obtuvo 2 merecidísimos premios Óscar de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de Hollywood: mejor actriz (Anne Bancroft) y mejor actriz de reparto (Patty Duke).
En este sentido, resaltaremos una certera crítica sobre la actuación tanto de Anne Bancroft como de Patty Duke en la película: “Como se puede apreciar en cada uno de los fotogramas las dos actrices fueron capaces de situarse al borde del abismo de los desplomes físicos y psicológicos, capaces de representar fuerza y agotamiento y hasta de cansarnos con su extenuación, solo pueden encontrarse en ese reducto minúsculo de hombres y mujeres que más que actuar transmiten sentimientos plenos de autenticidad. En esta línea, Anne Bancroft es Ana Sullivan. No la interpreta. No. La vive, más golpe a golpe que verso a verso hasta removernos en nuestros asientos con las entrañas alteradas. Supongo que las esperanzas de arrebatarle el Oscar a la Bancroft, por parte de sus competidoras serían nulas”
Por tanto, no hay ninguna duda de que nos encontramos de nuevo delante de otra propuesta cinematográfica imprescindible tanto para personas que tengan como vocación el mundo de la enseñanza, como para madres y padres preocupados por la educación de sus hijos/as y, por supuesto, para personas que quieran sentir un sinfín de emociones sentadas en su butaca. Estamos frente a una película sobria, emotiva y convincente, no exenta, por momentos, de un cierto nivel de crudeza y violencia que habría que analizar de forma pormenorizada. Una película en la que se muestra la fuerza del tesón de una mujer, la capacidad de superar sus limitaciones y el valor de una educación ajustada a las necesidades de la persona. Pero podríamos decir, sin temor a equivocarnos que es algo más que eso, es, sobre todo, una emotiva crónica de cómo Ana Sullivan ayudó a Hellen Keller a obtener el inestimable don de la comunicación.
Curiosidad y ganas de aprender son factores clave para un/a niño/a, sin ellos no habrá motivación, y sin motivación no habrá aprendizaje.
¿Qué valores nos aporta la protagonista Ana Sullivan?
Al contrario que Atticus Finch, Ana Sullivan nos aporta un personaje con muchas más aristas, más poliédrico. Tiene un oscuro y traumático pasado que no ha resuelto en relación a la muerte de su hermano y espera redimirse de sus miedos a través de una denodada entrega en llevar a buen término la educación de Hellen. Los métodos que adopta escandalizan a los padres que siempre han sido muy proteccionistas con la hija y le han consentido todo.
En su dinámica de trabajo acredita que no se acobarda ante las adversidades. Es una profesora paciente que aplica un estricto rigor en su trabajo diario como educadora. No desfallece, mantiene de forma constante una actitud firme. El concepto de educar se convierte para ella en un auténtico reto no exento de dificultades. No contempla la circunstancia de tirar la toalla. Fortaleza, constancia y muchas dosis de paciencia son sus principales armas personales.
¿Estamos delante de un milagro tal y como se hace referencia en el propio título de la película? Rotundamente podemos decir que no.
Todas las actuaciones de Ana Sullivan son fruto de una planificación y de una programada estrategia. No deja lugar a las improvisaciones. Es consciente que los problemas hay que abordarlos sin contemplaciones aunque aparezcan elementos ingratos durante su abordaje, porque es consciente de que los problemas nunca se solucionan solos.
De acuerdo a todas estas apreciaciones… ¿se podría llegar a pensar que Ana Sullivan es una persona con una firme actitud pero con unas dosis de excesiva rigidez? Todo lo contrario, su posicionamiento es siempre creativo, flexible y mantiene una constante actitud de redefinir estrategias. Es decir, piensa siempre en posibles alternativas ante las constantes dificultades que se le plantean. Su pensamiento siempre es positivo y al mismo tiempo muy observador; en ningún momento le pasa desapercibida la innata curiosidad y la capacidad de aprender de su alumna. Ana, detrás de sus gafas oscuras, es consciente desde el primer momento de la riqueza interior de su alumna. Dentro de Hellen hay algo en constante ebullición que quiere brotar como un surtidor de agua (fantástica la metáfora de la escena final en este sentido).
La misión de Ana Sullivan no es sencilla, mediante su intervención educativa ha de conseguir que Hellen “vea” y “entienda”. Ha de salvarla de su siniestra condena, una condena dictada por el fatalismo y la mala praxis de su propia familia, que no supo ver en ella más que un enorme problema.
Una aproximación al mundo de la educación, una exaltación de la paciencia y, sobre todo, una crítica a la comodidad.
“El milagro de Ana Sullivan” es una contundente propuesta, que no dejará indiferente a nadie. Toda la película supone una interesante y conmovedora aproximación al mundo de la educación. Es significativo comprobar como en determinados momentos de la película, el personaje de Ana Sullivan llega a utilizar determinadas expresiones que logran sintetizar de forma inmejorable su espíritu de lucha y sacrificio: “El comedor está en ruinas pero ha doblado su servilleta” “La gente rara vez ve los pasos vacilantes y dolorosos por los cuales se logra el éxito más insignificante”. Este es el mensaje que se nos presenta de forma constante en la película y que, sin duda, hará suyo Ana Sullivan a lo largo de su vida.
Por último, destacar sobre “El milagro de Ana Sullivan” que es una película capaz de removernos de forma constante y de lanzarnos toda una serie de preguntas y de cuestiones a la cara que tendremos que pararnos a pensar antes de dar una respuesta categórica: ¿cuáles son las dificultades que encuentra Ana para poner en práctica su método pedagógico?, ¿cómo las soluciona? ¿qué pretende conseguir Ana de Hellen? ¿dispone Ana de otras alternativas que le permitan eludir la violencia para conseguir sus objetivos? ¿es justificable la utilización de un cierto grado de violencia en el proceso de aprendizaje de Hellen?
“Profesor Lazhar”
La próxima semana analizaremos los valores que nos transmite otra gran película cuyo título es “Profesor Lazhar”. Una obra cinematográfica de una enorme sensibilidad y exquisitez dirigida por Philippe Falardeau en el año 2011. Sus cuidados fotogramas nos aportan una constante catarata de contenidas emociones. Una película que habla de abrazos y despedidas, de honestidad y de humanidad.